El tema de los leones marinos en cautiverio es controversial. Por un lado se argumenta que tal acto beneficia a la preservación de la especie alejándola de los problemas medioambientales de su entorno natural como la contaminación, pero por otro lado, su encierro se considera un tipo de abuso en el que se reprimen sus comportamientos ordinarios, como nadar grandes distancias y actuar de acuerdo a los estímulos recibidos día con día.
Existen lugares en donde se reciben a leones marinos huérfanos, heridos o enfermos, que son cuidadosamente atendidos, curados o rehabilitados para que en un futuro puedan readaptarse a su ambiente natural. Los encargados deciden el momento en el que el ejemplar está listo para reincorporarse a su nueva vida en el mar, lejos del disturbio humano y cerca de compañeros de su misma especie. Los momentos de liberación son hermosos y muy emotivos.
Existen lugares donde leones marinos heridos o enfermos son cuidadosamente atendidos y rehabilitados.
Es emocionante poder observar animales en cautiverio para ser protegidos, pues a pesar de no ser las instalaciones que se desean para ellos, los esfuerzos de los voluntarios por mantener la limpieza y orden del recinto es de admirarse. Y lo mejor es que se tiene el conocimiento de que solo estarán ahí por un breve tiempo, a menos que se trate de algún individuo que por alguna razón no pueda volver a su hogar natural.
Los defensores de los animales no tienen problema con los leones marinos resguardados para su bienestar, pero sí protestan contra los acuarios con poco mantenimiento en sus instalaciones, espacios estrechos y trabajadores no capacitados que carecen del conocimiento que se requiere para realizar una buena labor.
En acuarios mundialmente famosos se realizan shows con animales en donde los leones marinos son unos de los más populares. Ellos son entrenados para exhibir sus habilidades aprendidas como saltos, mantenimiento del equilibrio, subir escaleras y hasta montar un pony.
Los otarinos aprendices son recompensados con calamar y con pescados como el capelán, arenque y caballa. Esto va creando un entendimiento de acción y efecto en el animal, en donde sabe que al obedecer una orden, recibirá un apetitoso premio.
Estos actos lejos de ser graciosos, para los grupos de conservación son hechos lamentables que deben erradicarse por completo, pues tales lugares incitan a que se mire a otros seres vivos como diversión y como criaturas “tontas” de fácil manipulación.
Las infecciones, el agua clorada, la falta de áreas sombreadas, la pintura de las instalaciones, entre muchos otros factores, ponen en peligro la vida de los leones marinos resguardados por el resto de sus días (o hasta donde su salud y energía se los permita) para el entretenimiento humano.
La retención de alimentos y la separación en grupos entre los “obedientes” y los “no obedientes” son situaciones que se han revelado en boca de ex entrenadores de parques acuáticos, lo cual provoca serios problemas en el comportamiento de los pinnípedos, quienes no tienen más opción que seguir las órdenes.
Datos publicados por PETA (Por sus siglas en inglés People for the Ethical Treatment of Animals, o Personas por el Trato Ético de los Animales) señalan que en los últimos 30 años de los 4,000 leones marinos, focas, delfines y ballenas muertos en estos lugares (mas todos los que no se registraron y fueron ocultados), más de la mitad fueron por descuidos humanos. Información confirmada evidenció que 17 mamíferos marinos en cautiverio fueron víctimas de golpes de calor, agua contaminada e ingestión de materiales tóxicos.
En los últimos 30 años, más de 2,000 muertes de mamíferos marinos en parques acuáticos fueron por descuido humano.
Las cifras son un llamado de atención tanto para estos centros de entretenimiento como para el público asistente. Mirar una cara de la moneda puede llenarnos de alegría, pero lo más responsable es conocer ambas partes, pues nadie debería gozar el sufrimiento ajeno, y mucho menos de seres inocentes que fueron arrancados de sus hogares con el fin de aumentar las cuentas bancarias de los creadores.
La educación comienza desde la edad infantil, y si nosotros inculcamos a los más pequeños a respetar a la naturaleza y a no ver a otros seres como “objetos” graciosos, estaremos contribuyendo a dejarle al mundo mejores seres humanos.