Los leones marinos son visiblemente hermosos y de una anatomía muy diferente a otros tipos de pinnípedos, que si bien comparten ciertas características, poseen particularidades definidas que los hacen totalmente únicos.
Una de las confusiones más cotidianas es la de no poder diferenciar a una foca de un león marino, pero si observamos con precisión, podemos encontrar una serie de detalles que sin duda, difieren mucho uno del otro.
La primera de estas diferencias se observa en las orejas. Los leones marinos exhiben orejas externas mientras las focas solo muestran unas pequeñas aberturas que conducen a sus canales auditivos internos. Los otarinos (leones marinos) pueden rotar sus aletas traseras hacia adelante, mientras que los fócidos (focas verdaderas), no.
Los leones marinos exhiben orejas externas mientras las focas solo muestran unas pequeñas aberturas.
El tamaño de los leones marinos varía de acuerdo con la especie. El rango de medidas va de 1.8 m a 3.0 m de longitud y de 100 kg a 1,000 kg de peso, siendo las menores medidas de las hembras de algunos ejemplares y las máximas de los individuos de Steller, los miembros más grandes de la familia Otariidae.
El dimorfismo sexual puede notarse principalmente en el tamaño de estos seres semiacuáticos. Los machos son visiblemente más grandes que las hembras y algunos presentan abultadas melenas de grueso pelaje.
Su coloración incluye varias tonalidades cálidas que van desde el marrón claro hasta el oscuro. Cuando se mojan aparentan lucir tonos aproximados al negro. Casi nunca tienen un color uniforme, las intensidades cambian de acuerdo a la parte corporal y a los reflejos del sol.
Están equipados con una gruesa capa de grasa que se halla justo debajo de su pelaje. Se ha encontrado que fibras entrelazadas de colágeno forman un marco de tejido conectivo para aportar resistencia a esta capa grasosa que les aporta aislamiento térmico para mitigar los vientos fríos de su entorno natural y las aguas de bajas temperaturas. La piel o pelaje, la grasa y el tejido subcutáneo, son las tres capas iniciales que recubren todos los órganos internos de estos mamíferos marinos.
Adultos machos suelen desarrollar una frente elevada y prominente, llamada cresta sagital, que puede alcanzar 4 cm de alto, mientras las hembras tienen su frente lisa.
Los adultos machos desarrollan una cresta sagital de 4 cm de alto.
Un león marino adulto cuenta con un total de 34 a 36 piezas dentales, es decir, 10 incisivos al frente (cuatro en el maxilar inferior y seis en la mandíbula superior), dos largos caninos y de 10 a 12 molares en cada lado.
Las aletas son las partes corporales que los ayudan a nadar ágilmente y a soportar su peso en tierra. Cada aleta trasera viene acompañada de largas garras en la zona central de esta parte anatómica, es decir, cada dígito (que sería como un dedo en los humanos) se extiende más allá de las uñas, lo que le da una apariencia muy extraña pero que a la vez les beneficia enormemente en la natación.
Al momento de sumergirse se basan en sus sentidos bien desarrollados, aunque los científicos creen que no poseen un fuerte sentido del gusto. En cuanto a su nivel de visión, una membrana reflectante ubicada en la parte posterior de cada ojo actúa como un espejo, rebotando la luz que ilumina las aguas oceánicas y regresándola a través de los ojos. Esto les permite ver adecuadamente su camino para encontrar alimento y alejarse a tiempo de presencias extrañas.
Pueden cerrar por completo sus fosas nasales mientras se mantienen bajo el agua para evitar que el agua ingrese a su cavidad nasal. También se ha demostrado que pueden escuchar muy bien tanto fuera como dentro del agua.
Las vibrisas les permiten sentir las vibraciones en el agua para localizar a sus presas y tener éxito en las cacerías.
Las vibrisas o bigotes son una parte muy importante de su anatomía, pues les permiten sentir las vibraciones en el agua para localizar a sus presas y tener éxito en las cacerías, sustituyendo así, la poca visibilidad que se tiene en las zonas más profundas del mar abierto. Cada vibrisa está conectada a la parte superior de la boca, a un costado de la nariz.
En general, la estructura corporal de los leones marinos es asombrosa. El hecho de poseer una anatomía adaptada a ambientes acuáticos y terrestres es fascinante. Y aunque son mucho más hábiles en el agua, en suelo firme llevan a cabo importantes etapas de su ciclo de vida como la reproducción y la crianza, en donde el desplazamiento y los movimientos del cuerpo juegan un papel importante que hacen que todo esto sea posible.